
La bailarina
En la provincia de Soria / señores van a escuchar
lo que le pasó a una joven / por saber tan bien bailar.
Como era tan señorita / todos la echan el sombrero
Antonio le echaba el suyo / y no quiere recogerlo.
Por la leche que mamé / que me las vas a pagar
te he de cortar la cabeza / con la espada principal.
A la mañana siguiente / Antonio se levantó
fue a casa de su novia / a aprovechar la ocasión.
Al subir las escaleras / ella se estaba peinando
no subas Antonio mío, / mira que llamo a mi hermano.
A eso de las nueve y media / su padre bajó al portal
¿quién ha sido el atrevido? / ¿Quién ha sido el criminal
que ha matado a mi hija / y la ha bajado al portal?
Fue a casa del Antonio / por ver si la conocía
no la voy a conocer / si ha sido la novia mía.
El rosal cría a la rosa / la clavelina al clavel
la madre cría a su hija / y sin saber para quien.
Informante: Victorino Torre García, 11 de septiembre de 1986
La venganza de Anastasia
Tres años llevaban ya / enamorados los dos
pero un día Federico / logró de negar su amor.
Cuando se marchó al servicio / su novia en cinta quedó
y le dijo “no me olvides / porque has manchado mi honor”.
Por fin dio a luz un hijo / le criaba con esmero
sin embargo Federico / de él hacía desprecio.
Un domingo por la tarde / Anastasia se acercó
a la casa de su novio / y en el portal le encontró.
Y le dijo, “Federico, / mira quien tienes aquí
no le debes despreciar / que bien se parece a ti”.
Se metió en su habitación / sin mediar una palabra
entonces aquella joven / se fue muy desconsolada.
Las amigas de Anastasia / le habían asegurado
que habían visto a su novio / con otra joven hablando.
Anastasia se enteró / y vio que era verdad
y entonces dijo la joven / en mis manos morirás.
Se ha ido en busca de un puñal / que conservaban sus padres
y a las once de la noche / a su casa fue a matarle.
Fue a entregarle los regalos / con mucha serenidad
y al punto de recibirlos / allí le clavó el puñal.
Le ha dado tres puñaladas / al lado del corazón
sólo pudo defender / a toda prisa la unción.
Y los padres de aquel joven / al oír un fuerte grito
corrieron muy presurosos / a defender a su hijo.
Pero ya no hubo remedio / que le dio en el corazón
sólo pudo defender / a toda prisa la unción.
A la mañana siguiente / fue a entregarse al señor juez
declarando muy tranquilo / el motivo por el que fue.
Y delante del juez dijo: / “Escúcheme buen Usía,
yo he matado a Federico / y me he quedado tranquila.
El me hizo desgraciada / después que me deshonró
pues es justo que pague / aquella tan mala acción”.
Entonces el juez la dijo / al oír su explicación
“no será tanto el castigo / que en algo lleva razón”.
“El castigo que merezca / estoy a sufrir con gusto
porque ya soy deshonrada / para siempre en este mundo.
No me queda más dolor / que dejar un pobre hijo
que mis padres ya son viejos / y se quedarán solitos.
No tengo más que un hermano/que se encuentra en Buenos Aires
y si mis padres se mueren / mi hijo no tiene a nadie.
A la justicia suplico / que no me lo desamparen
que lo lleven a un hospicio / cuando se mueran mis padres”.
Todos los que me escuchéis / enteraos de la copla
sobre todo los mocitos / y también todas las mozas.
Informante: Fermina García Carro
El hermano criminal
En Santa Eulalia había una niña (bis) / que ella solita se mantenía
cosiendo ropa para Madrid. (bis) / Solita estaba sin padre y madre
solita estaba y sola quedó / sin más amparo que el de un hermano
que era un verdugo sin corazón (bis) / Hermana, hermana le dijo un día
hermana, hermana del corazón, / por tu hermosura me he vuelto loco
y tu marido quiero ser yo. (bis) / Antes prefiero morir mil veces
que de un hermano manchar mi honor, / sacó el revólver, la dio dos tiros
y la cabeza la estropeó.(bis) / Y al otro día fue a una viña
la hizo un pozo y la enterró. (bis)
Informante: Victorino Torre García, 11 de septiembre de 1986
Constantino y la muerte de las tres hermanas
Constantino se marchó / a la fragua de un herrero
a que le hiciera una lezna / con buena punta de acero. (bis)
La lezna ya estaba hecha / y el herrero se la dio
para vengar las ideas / que Constantino intentó. (bis)
La madre de Primitiva / ya no cesa de llorar
de tres hijas que tenía / se las mató el criminal. (bis)
Primero mató a Mari Nieves, / segundo mató a Inulina
y ha venido a termina / por la pobre Primitiva.
Primitiva, Primitiva, / ya te lo decía yo
que el paseito del prado / iba a ser tu perdición. (bis)
A la puerta el cementerio / hay una pila con agua
donde lavaba la sangre / que los zapatos que llevaba. (bis)
Constantino, Constantino / vergüenza te había de dar
que tengas tu madre viva / y el escándalo que das. (bis)
A mí no me da vergüenza / ni me ha dado, ni me dará
que yo ya vivo en la cárcel, / mi novia enterrada está. (bis)
Constantino, Constantino, / vergüenza te había de dar
que has cumplido veinte años / y el escándalo que das. (bis)
A mí no me da vergüenza, / ni me ha dado, ni me dará
que yo ya vivo en la cárcel / mi novia enterrada está. (bis)
Constantino escribió una carta / al señor gobernador
si me saca del presidio / le regalo un millón. (bis)
Y el gobernador le contesta / esto ya no puede ser
la sentencia tiene echada, / la vida vas a perder. (bis)
Constantino escribió una carta / a los muchachos del pueblo
si me sacáis de presidio / os regalo un millón y medio. (bis)
Los mocitos le contestan / esto ya no puede ser
la sentencia tienes echada / la vida vas a perder. (bis)
Constantino escribió una carta / a su hermano le decía
vender la tierra de la ermita / para sacar un millón. (bis)
Y el hermano le contesta / esto ya no puede ser
la sentencia tienes echada / la vida vas a perder.
Informante: Victorino Torre García, 11 de septiembre de 1986