QUINTANILLA DE TRES BARRIOS

Carnaval

 

De carnaval todo pasa, se solía apostillar por Quintanilla. Y es bien cierto que alguno se encontraba con lo que menos se esperaba. Carnaval sigue concertando citas con lo caricaturesco, a golpe de disfraz. Ciertos pueblos profesaron, en cambio, unas costumbres que era incordiar a las mujeres, mayormente a las mozas. En Quintanilla había una costumbre muy peculiar de celebrar el día de carnaval. No se utilizaba el disfraz porque a los chicos y mozos les daba por incordiar a las mujeres haciendo explotar las pelusas de las espadañas en sus cuerpos. Los malévolos mozalbetes se habían proveído con anterioridad de un buen número de estas explosivas pelusillas que se pegaban a la ropa como lapas. Y en eso consistía la costumbre, en llevar a cabo una guerra contra las mozas (a las mujeres casadas no se les atacaba) con lo cual éstas procuraban no salir de casa hasta después de ponerse el sol, cuando parecía que el peligro amainaba.

Pero los guerreros mozos no se conformaban con no conseguir su objetivo. Buscaban por doquier para encontrar a sus presas y en ocasiones las encontraban escondidas en el interior de la casa, a donde habían accedido sin ser vistos, o en otro lugar donde se reunían para pasar el rato. Entonces se entablaba un encontronazo de aquellos que suelen marcar las garras de mujer y la agresividad de los hombres. Bien provistas de defensas o utilizando lo que tenían a mano cuando eran descubiertas por sorpresa, la cosa iba en serio y a los golpes de pelusa contestaban ellas con el palo. Así que más de uno lograba su propósito pero no se iba de vacío sino con algún que otro chichón y sangrando. Por eso se decía que de carnaval todo pasaba, por los ensañamientos a que se entregaban los unos contra los otros. No era cosa de risa y a veces las calles eran lo más parecido a una batalla campal. El escarmiento era asestarles a un duro golpe en la cabeza para que no cojeasen.

A pesar de lo ocurrido, no quiere decir que tras la batalla no llegase la calma y por la noche pasasen el rato juntos como si tal cosa. Aunque los mozos se iban por su lado a merendar a la bodega y ellas hacían lo propio haciendo tarrajuelas o florones, típicos platos de dulces de este día. Con azúcar o con miel son una delicia. Los mozos, no contentos con lo de la tarde, intentaban sacarle tajada al manjar y miraban de qué manera podían conseguirlo. Para no armar más pelea, las mozas accedían a invitarles para demostrarles que a pesar de lo ocurrido seguían contando con su amistad.

Si jueveslardero era el día de los chicos, carnaval lo era de los mozos y hombres. Era costumbre en Quintanilla que el día de Carnaval el vecindario fuese de hacenderas durante la mañana y por la tarde se guardaba fiesta. Al anochecer los vecinos acudían a merendar al salón, como ocurría siempre que había hacenderas, con vino a destajo que ponía el ayuntamiento. Había quienes se llevaban una sorpresa, pues las mujeres se vengaban por lo ocurrido durante la tarde y les ponían la fiambrera pero vacía. Venganza contra el machismo. Era costumbre que la merienda de este día fuese de la olla, o sea a base de la matanza.

 

Estado actual de la tradición: desaparecida.

 

 NORMATITVA DE LAS COSTUMBRES PUBLICAS, AÑO 1877

 CARNAVAL

   Artículo 14.- En los días de Carnaval no se permitirá el uso de trajes y vestidos de Ministros de la religión católica ni de las estinguidas órdenes religiosas, ni de altos funcionarios públicos, de de la milicia, ni del de cualquiera otra insginia con decoración del Estado.

  Artículo 15.- Las personas que en dichos días quieran disfrazarse no podrán llevar armas ni espuelas, aunque lo requiera el traje que usen. 

  Artículo 16.- Se prohibe así mismo en los referidos días echar agua, harina, paja o ceniza, así como poner mazas, tiznes y cualquier otro acto reprobado por las leyes o buenas costumbres a juicio de la autoridad. 

  Las jeringas y demás instrumentos que se empleen y con que se puedan causar algún daño caerán siempre en decomiso y serán recogidas por las autoridades o sus agentes. 

  Artículo 17.- Las multas que se impongan a los infractores de los tres precedentes artículos se harán extensivas a los cabezas de familia de cuyas casas se arroje cualquiera de las cosas prohibidas en las mismas, con daños a los traseuntes. 

  Artículo 18.- Los disfraces y caretas en dichos días sólo serán permitidos hasta el anochecer y una vez de noche, con conocimiento y licencia de la autoridad, a la cual únicamente compete mandar quitar la careta a la persona que no guardare el decoro correspondiente, cometiera alguna falta o causare cualquier disgusto en el público.